Asaltando los espacios privados de las mujeres

En días pasados, una persona que se auto percibe como mujer ingresó al baño de mujeres de la Cineteca Nacional, lo cual causó la inconformidad de varias usuarias que pidieron al personal de seguridad le solicitara a tal persona que se saliera. Días más tardes, esta persona regresó a la Cineteca Nacional a saquear la dulcería, sin que ninguna autoridad se lo impidiera.

Todas las personas tienen dignidad, merecen respeto y tienen la libertad de asumirse y percibirse como lo deseen, pero también es verdad que las mujeres tienen el derecho a que se les garantice la seguridad y comodidad en los espacios destinados para ellas.

Es innegable que las manifestaciones son una parte crucial de nuestra sociedad democrática, permitiendo que las voces se alcen para abordar temas de importancia. Sin embargo, en el corazón de esta dinámica, emerge una preocupante y sorprendente contradicción en la forma en que se abordan ciertos grupos en comparación con otros.

En este caso, es imposible ignorar la disparidad en el tratamiento que reciben las manifestantes mujeres en comparación con aquellos que se identifican como personas transgénero. En este debate, las experiencias en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Cineteca Nacional de la Ciudad de México son reveladoras.

No podemos pasar por alto la diferencia en la forma en que se enfrenta la represión policial. Las barricadas, el uso de gas lacrimógeno y el encapsulamiento se han convertido en una realidad común para las manifestantes. Sin embargo, aquellos que ingresaron a la Cineteca Nacional para saquear la dulcería o irrumpieron en el Congreso de la Ciudad de México parecen disfrutar de una impunidad asombrosa. Los medios, curiosamente, rara vez amplifican sus acciones, a diferencia de lo que se ha visto con las feministas.

Todo esto nos lleva a cuestionar la prevalencia del servilismo y el miedo en nuestra sociedad actual. ¿Se nos trata igual a los demás ciudadanos? Mujeres de distintos ámbitos han enfrentado la represión por actos menores. Es claro que existe inquietante desigualdad en el tratamiento de los manifestantes según su colectivo de pertenencia.

En última instancia, es hora de preguntarnos si este enfoque selectivo es verdaderamente un reflejo de la igualdad y la justicia que deseamos en nuestra sociedad. Quizás es hora de desafiar estas disparidades y abogar por un enfoque más coherente y equitativo hacia las manifestaciones y la aplicación de la ley. Después de todo, la igualdad no debería ser selectiva.

Por lo anterior es que solicitamos respetuosamente a la Cineteca Nacional de México que tome medidas inmediatas para asegurar la seguridad y el bienestar de las mujeres que visitan sus instalaciones.

Además, pedimos a las autoridades pertinentes que investiguen y sancionen a las personas responsables de los actos vandálicos que ocurrieron en una de las dulcerías de la Cineteca Nacional. La orientación sexual o la identidad de género no deben ser excusas para cometer actos delictivos de forma impune. La aplicación de la ley debe ser igual para todas las personas.

Ayúdanos a lograr un espacio seguro para las mujeres en la Cineteca Nacional y a promover la justicia.

¡Tu firma cuenta! ¡Juntos podemos lograr un entorno seguro y justo para todas las mujeres en la Cineteca Nacional!

 

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